
La onceava corrida de la Temporada Grande 2019-2020 de La México culminó con el indulto del toro “Siglo y Medio”, de la ganadería de Piedras Negras, número 23, de 511 kilos, al que lidió como cierra plaza el diestro tlaxcalteca Gerardo Rivera, que salió a hombros, compartiendo antes una vuelta al ruedo con el ganadero Marcos González, propietario del emblemático hierro.
La tarde abrió con la lidia del toro “Don José María”, de 534 kilos, José Luis Angelino que toreó por verónicas para después en el quite rivalizar con Antonio García “El Chihuahua”, ambos con gran lucimiento. Con solvencia dejó tres buenos pares de banderillas para comenzar su faena con doblones. Mando tuvo la primera serie por pitón derecho en la que el tlaxcalteca se dejó ver con poder. Por el izquierdo muletazos con calidad sin poder romper en una faena que terminó por ir a menos. Dividió las opiniones al término de su labor, mientras el toro fue aplaudido en el arrastre.
“Don Lubin”, segundo de la tarde, y primero del lote de Antonio García “El Chihuahua”, que bregó con torería para en las banderillas dejar la espectacularidad con los tres pares, cerrando al violín. Con la muleta, firmeza en el comienzo de su faena que brindó al respetable, tuvo decisión, y muletazos con poder y verdad, ante las embestidas de un toro que exigió, y con el que también dividió las opiniones.
Para Gerardo Rivera el buen toreo se reflejó con el capote en el saludo y quite luciendo también con las banderillas para iniciar con un cambiado por la espalda su faena de muleta ante un toro que se apagó con prontitud y el cual terminó por regatear las embestidas. Esforzado estuvo el tlaxcalteca; el toro se echó a la arena y fue apuntillado.
“Don Romarico”, segundo del lote de José Luis Angelino que volvió a lucir en el saludo capotero y con las banderillas, y en su faena de muleta ligó trazos de calidad por el pitón derecho, dejando buenas sensaciones a su paso para ser silenciando escuchando antes un aviso.
“Don Raúl”, quinto de la tarde, y segundo del lote de Antonio García “El Chihuahua”, que de nueva cuenta dejó la emoción a su paso por las banderillas, y con la muleta poco pudo decir debido a que el astado no se prestó para el lucimiento, terminando en silencio, y escuchando un aviso.
El cierra plaza fue el toro que fue indultado, un ejemplar con calidad, y recorrido, que desde el capote mostró su buena condición. Gerardo Rivera, variado con el capote, y en las banderillas invitó al matador de toros José Luis Angelino, teniendo los dos gran lucimiento. En la muleta consiguió pasajes de valía por ambos pitones, y los pañuelos, blancos comenzaron a asomarse en los tendidos de La México, por lo que el Juez de Plaza concedió el indulto.
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